miércoles, 24 de enero de 2007

Anuario Estadístico 2005

Ya se editó el Anuario de Estadísticas Universitarias 2005, de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Puede accederse a una versión digitalizada del mismo ingresando a la página web de la SPU: http://www.me.gov.ar/spu/index.html
Este Anuario presenta información básica estadística del Sistema Universitario Argentino correspondiente al año 2005. Para realizar análisis comparativos se consideró el período 2001-2005, manteniendo las comparaciones quinquenales que se han establecido en los anuarios anteriores. Mantiene la estructura general de ediciones previas respecto a la información general: Población Estudiantil, Recursos Humanos y Presupuesto. Se incorporan para publicación otras informaciones de interés. Entre las principales cabe mencionar: un análisis de las carreras prioritarias, un estudio sobre los órganos de gobierno de las Universidades Nacionales, y datos estadísticos sobre los principales Programas Especiales de la SPU.

El Kirchnerismo en la Universidad

Desterrando el Neoliberalismo de la Universidad

"Vengo a proponerles un sueño. Reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación. Vengo a proponerles un sueño, que es la construcción de la verdad y la justicia. Vengo a proponerles un sueño, el de volver a tener una Argentina con todos y para todos."
Néstor Carlos Kirchner, 25/V/2003

“Mejor que decir es hacer.”
Juan Domingo Perón

¿Dónde estamos y adonde vamos? El Proyecto Nacional de Néstor Kirchner.

Una nueva etapa política se abrió en la Argentina a partir de la asunción de Néstor Carlos Kirchner el 25 de Mayo del 2003. Mucho de lo que a partir de allí se dio está atado sin duda a las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, momento de gran movilización popular en que se evidencio la triple crisis que se venia dando en nuestro país: económica, política y cultural. Desde lo económico, se vio expresado un cambio de modelo con la modificación del tipo de cambio. La convertibilidad (1 peso = 1 dólar) se convirtió en una mentira difícil de sostener, a pesar del continuo endeudamiento con organismos multilaterales de crédito, y el sector financiero comenzó a dejar de ocupar el rol protagónico que tuvo en nuestra economía de los 90. Frente a este, se levanta un gran bloque antineoliberal, que integra a sectores extractivo-exportadores y un debilitado sector productivo. Desde lo político, se manifestó una crisis importante de representatividad política: un Pueblo que no encontraba su cauce entre los partidos tradicionales se expresaba como podía desde donde podía. Se imponía la construcción de una herramienta política que buscara trascender las expresiones meramente reivindicativas. Desde lo cultural, la crisis se expresó en el quiebre del Pensamiento Único y del Consenso de Washington, que entre sus premisas sostenían el vaciamiento del Estado, la privatización de los servicios públicos, entre otras cosas.

De esta triple crisis comenzamos a salir con la asunción del Presidente Néstor Carlos Kirchner, quien sorprendiendo a gran parte de la militancia política -centralmente la proveniente del nacionalismo revolucionario-, centró su discurso en la Política, frente al discurso economicista característico de los 90, saliendo a golpear a los grupos económicos que se beneficiaron con el modelo neoliberal.

Desde su asunción viene haciendo eje de su gobierno en cinco puntos centrales, algunos con menor o mayor grado de intensidad y profundización:

Ø La recuperación de una economía productiva, que vaya tendiendo a una paulatina reindustrialización del país acompañada de una recomposición del mercado interno. Esto, en contraposición al modelo dominante en los 90 conducido por el capital especulativo, que avanzaba vorazmente con lo poco que quedaba del aparato productivo. Se expresan en esta intención las contradicciones con los sectores exportadores, y los resultados son productos de esa correlación de fuerzas.

Ø La recuperación del Estado como herramienta política definitoria de los destinos nacionales. Frente al Dios Mercado que pregonaba el Consenso de Washington, Kirchner defiende públicamente el rol protagónico que debe tener el Estado para la reconstrucción nacional.

Ø La recuperación de nuestra historia reciente vapuleada por el radicalismo alfonsinista con la desmalvinizacion y la Teoría de los Dos Demonios. A partir de Kirchner comienza a recuperarse la importancia de la militancia política de los 60 y 70, y cobra fuerza el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas.

Ø La integración política, económica, cultural y militar con otros países de Latinoamérica en vistas al fortalecimiento del Mercosur, frente al proyecto neocolonial y anexionista (ALCA) de EEUU sobre la región.

Ø Avanzar contra la Deuda Externa que ató históricamente los destinos de nuestra Nación a los intereses del Banco Mundial y del FMI. El pago total de la deuda con el FMI (la menor en términos cuantitativos, la mayor en términos políticos en cuanto a sus condicionamientos) es un avance importante en la recuperación de soberanía política para lograr mayor independencia económica.

Ø La justa redistribución de la riqueza. Hoy la relación capital-trabajo es del 75-25 por ciento. En tiempos de Perón, nuestros trabajadores gozaban con el 50 % del Producto Bruto Interno (PBI). Quizás el mayor desafío que tenemos en la construcción de un mayor Poder Popular sea justamente el de lograr avanzar ofreciendo una correlación de fuerzas favorable para el gobierno en medidas que vayan en este sentido. Redistribución de la riqueza implica volver a parar un aparato productivo desmantelado, que permita avanzar contra la desocupación. Hoy en la Argentina, gobernar es crear empleo, para que no haya más excluidos.

El surgimiento de Kirchner en la escena política argentina nos obliga a pensar en otras formas de concebir la construcción del Poder Popular. En principio, nos obliga a salir definitivamente de las trincheras de la resistencia, de las pequeñas construcciones aisladas espacial y sectorialmente, para empezar a apostar a las grandes construcciones. Se impone la necesidad de una herramienta política que encauce en su seno y potencie a su vez todo lo que hasta el momento se venia construyendo por las partes. Por eso apostamos a la construcción del Movimiento EVITA. Por eso somos kirchneristas.

Esta nueva etapa nos obliga a redimensionar el rol del Estado y las instituciones. A partir de la asunción de Néstor Kirchner se percibe una mayor permeabilidad hacia el campo popular del aparato estatal. Es nuestro desafío aprovechar esos espacios para hacernos carne del proyecto del presidente, fortaleciendo el poder popular a través de políticas publicas de carácter de masas en función del bienestar, pero también de la organización de nuestro Pueblo.

¿De dónde venimos? El Peronismo y el nacionalismo revolucionario.

Pero las definiciones políticas que uno tome en su presente pierden peso específico si no están enraizadas en la identidad histórica que uno tiene como Pueblo. Así como reconocemos que en nuestro presente se hacen avances hacia una mayor soberanía política, recogiendo las banderas de la independencia económica y la justicia social; así también nos reconocemos en nuestro pasado. Un pasado en el que esas banderas fueron realidad, porque existió un Pueblo y un conductor que avanzaron hacia aquellas conquistas.
Fue el peronismo, el que le dio un nombre a nuestro Pueblo, el que le fue impregnando una identidad, un sentido de pertenencia y de dignidad, y esperanza. Fue el peronismo el que hizo realidad esas tres banderas. Fue el peronismo el que logro encauzar bajo una gran bandera movimientista el sentir y pensar de nuestro Pueblo.
Por eso hoy apostamos a la reconstrucción del Movimiento de Liberación Nacional. Por eso, como nacionalistas revolucionarios nos reconocemos en el peronismo, como aquella experiencia histórica, que hoy bajo la luz del kirchnerismo, comienza a revalorizarse de cara al conjunto de nuestro Pueblo en las nuevas generaciones.
Pero el peronismo como proceso histórico está atado históricamente a otros procesos que lo preceden. Porque nuestra historia sigue siendo una historia de luchas inconclusas que nos proponemos continuar. Nadie nace de un repollo. Nosotros creemos que no hay transformación posible que no se enraíce en las tradiciones de lucha del Pueblo que las realiza. Nos decidimos a abrevar en la verdadera historia, la otra historia. No la que escriben los que ganan. Sin omitir la matriz mestiza que da identidad a nuestra América (la sangre confluente de los pueblos originarios, los negros esclavizados y el blanco colonizador), arrancando acaso de los patriotas de 1810 y 1816 que deciden declarase independientes de toda dominación extranjera. Y San Martín con sus hombres peleando esa libertad sin concesiones, proclamando andar en pelota como nuestros paisanos los indios si fuere necesario. Llegando hasta el último desarrollo del Movimiento Nacional y Popular -que recibió el nombre de peronismo- que integró a la clase trabajadora a la política en Argentina. Ese Movimiento de Liberación se desplegó como una cordillera con sus picos y sus valles. Es el que encarnaron los libertadores San Martín, Bolívar y Artigas, con sus combates por la unidad -aún inconclusa- de la Patria Grande, el que recogieron los caudillos federales que, al frente de sus gauchos, llegaron para restaurar el orden roto por la avidez y el entreguismo de los señoritos porteños. Ese movimiento que con sorprendente rapidez asimiló en tan sólo una generación a los hijos de los que se bajaban de los barcos, y los unió al timón de don Hipólito Yrigoyen.
No sólo de las cumbres recogemos enseñanzas. Los valles con su historia de lucha en la resistencia también nos alimentan. Así apreciamos las últimas montoneras que se enfrentaron al mitrismo; los malones como estrategia de resistencia a la integración y asimilación por la fuerza de los excluidos; las luchas por arrancarle el sufragio universal al "régimen falaz y descreído"; el coraje de los primeros anarquistas enfrentándose a la omnipotencia de los patrones; los esfuerzos para pensar nacional en la década infame, la resistencia peronista, la militancia organizada, y todos aquellos que de mil formas distintas intentaron e intentan oponerse al plan instaurado desde 1976.

¿Qué hacemos? Nuestra Militancia en la Universidad.

Distintos momentos de la historia marcan la importancia de la militancia universitaria, desde reclamos universitarios como los de 1918 hasta el acompañamiento de procesos más amplios como en los 60 y 70, señalan la importancia de construir en la Universidad.
En la actualidad no hemos estado exentos de la penetración cultural neoliberal, muchas veces prima el “no tengo tiempo” o el “¿para qué una militancia en la universidad?” U otros prejuicios que le restan importancia a la pertenencia a un colectivo organizado, en esto también hay una cuota de responsabilidad de las agrupaciones que muchas veces han caído en una lógica que se escinde del conjunto de los estudiantes, así vemos una falta de protagonismo por parte de muchos y una incapacidad de convertirse en interlocutores legítimos en otros.
También, es la propia formación la que tiende a escindir lo “académico” de lo político. Supone que el que hace ciencia no está haciendo política. Roberto Carri (sociólogo) y otros nos demuestran que primero eran peronistas y después intelectuales. Es decir, eran militantes políticos cuyo ámbito de acción concreta era el debate político-académico, es en este plano que nosotros defendemos el rol del militante universitario, como aquel que puede debatir desde lo ideológico con el conjunto de sus compañeros.
Un aspecto central de nuestra militancia en la Universidad debe ser entonces el de reflexionar con el conjunto de los estudiantes acerca de la formación profesional que recibimos: los ¿por qué? y ¿para qué? de nuestra formación. ¿Por qué la formación de nuestros arquitectos e ingenieros está más atenta a las grandes construcciones de Europa o Kuala Lumpur, que a los problemas de vivienda del norte de nuestro país? Si los mismos que sufren el mal de Chagas en el Norte de nuestra Patria son los que sustentan con sus impuestos nuestra Universidad... ¿Por qué nuestros médicos están más preocupados en la cirugía estética que en resolver nuestros problemas más urgentes?
Nuestro trabajo en este sentido es el de poner a la Universidad en sintonía con el Proyecto Nacional que conduce nuestro presidente Néstor Carlos Kirchner. Si el Proyecto Nacional avanza como decíamos anteriormente hacia la reconstrucción del tejido productivo, nuestros ingenieros tendrían que estar mirando como ejemplo el caso testigo de la recuperación del Astillero Río Santiago. Si el Proyecto Nacional en el que estamos embarcados, busca avanzar hacia un mayor bienestar de nuestro Pueblo: la medicina, la arquitectura, la odontología, la psicología, las ciencias sociales; todas las disciplinas científicas deben encontrar sintonía con el presente movimiento, y no quedarse enclaustrada resolviendo problemas que son ajenos a nuestras necesidades reales. Y lo mismo para el Derecho, las Cs. Económicas, las Cs. Agrónomas, las Cs. Veterinarias. Nada debe escapar al Proyecto Nacional que estamos transitando.
Aquellos elementos que convierten a las instituciones universitarias en impermeables respecto a su entorno es lo que viene a cuestionar la militancia, construyendo la fuerza para recuperar los espacios institucionales y dar los debates necesarios.

Nuestra voluntad es aportar ese humilde grano de arena en la construcción de un movimiento estudiantil nacional-revolucionario, no desde un lugar soberbio sino desde ese sentir de muchos compañeros de que las cosas se pueden cambiar, aportando a que ese sentir se convierta en organización y fuerza para cambiar a nuestra Patria.
El Movimiento Universitario EVITA será un movimiento en permanente construcción, que reconociéndose parte de las tradiciones de lucha de nuestro Pueblo, busca crear un ambiente fraterno, de compañerismo, en pos de un proyecto colectivo.
Crecer estimulando nuestras capacidades y ayudándonos en aquellas cosas que nos cuesten, el ser intolerantes con aquellos que son competitivos, es lo que exigimos.
El jugarse sabiendo que hay otros al lado que lo hacen, el asumir los compromisos seriamente, la voluntad de crecer día a día, fortalecer la discusión y la Identidad colectiva, el escuchar a nuestros compañeros que no militan para revisar nuestras practicas y posiciones es tarea central de cada compañero.
El militar en la Universidad implica expresar en lo concreto la construcción de Poder Popular en un ámbito particular. Implica construir día a día la Victoria: “La Universidad Popular en la Patria Liberada”. Convencidos de que lo imposible sólo tarda un poco más… LIBRES O MUERTOS, JAMAS ESCLAVOS


MOVIMIENTO UNIVERSITARIO EVITA