Del día 2 al 4 de Noviembre se llevaron a cabo las elecciones en la Universidad Nacional de la Plata donde entre el radicalismo, el peronismo y la “izquierda” se repartieron la conducción de las 17 Facultades que estuvieron en juego. La elección más ajustada tuvo sede en Trabajo Social donde Insurrectos, agrupación de origen guevarista, formula ganadora de la elección, disputó con el Frente Nacional y Popular (compuesto por 30 mil razones-MUE, Aluvión, MUP) hasta el último momento. Sin más, el kirchnerismo demostró avanzar en la disputa de poder y salió victorioso en 6 de estas facultades (Humanidades, Periodismo, Psicología, Exactas, Informática e Ingeniería).
Hace apenas unos días Cristina Fernandez de Kirchner se consagraba Presidenta del Pueblo Argentino siendo re-electa por una aplastante mayoría popular, evidenciando un nuevo triunfo de la democracia. Pero en la UNLP no ocurre lo mismo. Los dichos de la sobrina del Jefe de Gobierno porteño, Amalia Rodriguez Larreta, quien ocupa la Secretaria de Asuntos Estudiantiles de la Facultad, no se condicen con la democracia de masas. Los compañeros y los estudiantes de trabajo social fueron insultados y discriminados por su condición de peronistas, reclamando su expulsión inmediata de la institución académica por agraviar la identidad cultural de la misma.
No creemos que los trabajadores sociales cuyos objetivos son la solución de los problemas sociales estableciendo lazos con los sectores más humildes y postergados del pueblo, puedan establecer esta diferenciación ideológica propia de sectores conservadores y gorilas. El triunfo del pueblo y de los trabajadores en última instancia depende de la acción colectiva. Los pueblos en toda Latinoamérica se organizan para la emancipación y la universidad sigue siendo refractaria a las luchas populares manteniendo el status quo liberal.
Mientras el kirchnerismo construye universidades nuevas, la última residente en Ezeiza, para que el pueblo argentino pueda formarse en pos de la realización nacional sigue habiendo sectores pertenecientes a un microclima universitario que prefieren la academia solo para unos pocos privilegiados. En el mes de la Gratuidad Universitaria, creemos nosotros, así como nuestros referentes históricos, que todas las personas sin distinción de clase o pensamiento alguno pueden acceder a la Universidad.
Desde el Movimiento Universitario Evita repudiamos el gorilismo que aún guarda al interior las murallas de la Universidad colonial y las palabras de los sectores de “izquierda”, autoproclamados defensores del estudiantado, que muy progresistas, son funcionales al campo antinacional. Llama la atención que aquellos que se autoproclaman permanentemente “independientes” de la gestión, “autónomos” y “rebeldes” a la hora de formar parte de la gestión de una institución comparten las mismas prácticas gorilas y reaccionarias que el radicalismo universitario.
“La universidad en lugar de servir al desarrollo nacional se acoraza en el ideal ecuménico de la cultura, que es el modo abstracto e impersonal de mirar al país con el prisma agrisado de las ideas extranjeras” Juan José Hernández Arregui.
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