¿Qué está en juego en la UNR?
Lo que se juega al seno de la UNR es la disputa entre antiguos socios: el milletismo (UCR) y el socialismo, extensión de la disputa al seno del Frente Progresista Cívico y Social, que derivó en la fractura del mismo. Producto de esta ruptura el socialismo universitario se acaba de desayunar que el milletismo es “clientelístico”.
La izquierda, encabezada por el ALDE (Cepa), no es ajena a esta disputa, sino que participa activamente en la misma. De hecho, sostiene desde el año pasado, una alianza bajo cuerdas con el MNR (expresión estudiantil del socialismo), que le franqueó el acceso a la conducción de la FUR, antes de que lo hiciera el brazo estudiantil del milletismo (Franja Morada).
A tal grado llega el acuerdo, que para las elecciones estudiantiles de este año, el ALDE no hizo ninguna referencia al informe que a fines del 2006 publicara la Sigen, donde denunciaba irregularidades que incluyen malversación de fondos, en las gestiones de la UNR de los últimos años, gestiones conducidas por el socialismo (aún cuando el mismo había sido publicitado en los diarios, ver La Capital del sábado 17 de febrero de 2007).
El penúltimo capitulo de este acuerdo fue la elección de decano de Medicina, donde el ALDE se montó en la movilización estudiantil de repudio a la gestión saliente, para acordar con el vicedecano de esa misma gestión y con los consejeros del socialismo. ¿El último capítulo será el apoyo a la candidatura de Silberstein para rector?
Como el año pasado en la UBA, se da una disputa por la caja por parte de expresiones políticas que, por la composición de clase de la comunidad universitaria, sólo pueden ser hegemónicas al seno de la misma, mientras resultan marginales en el resto de los sectores sociales o, en algunos casos, directamente fueron repudiados por el pueblo argentino movilizado (acordarse del helicóptero que se llevó los últimos vestigios de la Alianza).
Esta disputa se produce entre fuerzas reformistas de derecha y de izquierda, que no discuten la concepción liberal de autonomía sobre la que se asienta el modelo de saqueo que rige al interior de muchas de nuestras universidades: “autonomía” como coartada para garantizar el no contralor de los negociados que se dan en su seno; “autonomía” como argumento para no comprometerse en el destino de la nación y de las mayorías populares que sostienen la educación superior con su esfuerzo.
Si la Franja Morada, el MNR y las expresiones del menemismo universitario, se valieron en los '90 de esta concepción de autonomía, no para resistir las políticas neoliberales, si no para aplicarlas a su antojo y provecho; otro tanto podemos decir de una izquierda que cuando le toca gestionar alguna de las herramientas del movimiento estudiantil, y sus cajas (fotocopiadoras, bares, etc.) se oponen a la intervención del Estado, cuando este intenta, por ejemplo, hacer valer el derecho de sus empleados a trabajar en blanco, y a recibir aportes jubilatorios (en la Facultad de Ingeniería de la UBA, a la CEPA-ALDE y al PO se les sacó la explotación de fotocopias y bares por acumular una veintena de juicios de obras sociales sindicales, el Anses y la Afip).
¿Qué proponemos?
Promover la reforma de los estatutos de la UNR, paralelamente a la discusión de una nueva ley de Educación Superior, donde se garantice no sólo la gratuidad de la enseñanza, el aumento de la representación estudiantil en los órganos de cogobierno y el ingreso irrestricto en términos formales, si no, asimismo, donde se redefina la concepción de autonomía, que debe ser garante de la independencia frente a los grupos concentrados, pero nunca de la desafección de las necesidades de la sociedad y del desarrollo nacional. En ese sentido, debe sostener la responsabilidad social de la comunidad universitaria en la disputa por imponer políticas públicas que se traduzcan en mayores grados de bienestar para las mayorías populares y en un desarrollo nacional sin sujeciones ni condicionamientos externos; única forma de garantizar un ingreso irrestricto real para la inmensa mayoría de los argentinos. Ese es el sentido último de la democratización que necesita nuestra Universidad pública, no un mero cambio en el equilibrio entre camarillas que usan reivindicaciones aperturistas cuando están en el llano, para olvidarlas apenas llegan a ocupar lugares de poder.
Promover la reforma de los programas de grado y posgrado, desde esta misma perspectiva, y con la participación concurrente de organismos del Estado, sectores sociales organizados y la comunidad universitaria en pleno. En este sentido, entre otras propuestas, sostenemos la necesidad de la incorporación de un Servicio Social obligatorio para todas las carreras de grado.
Construir un movimiento estudiantil que rompa con la lógica del reformismo universitario en todas sus versiones, que reduce su disputa a los estrechos márgenes de lo establecido, a la espera de quedarse con el control “autónomo” de una fuente importante de ingresos para sostener sus estructuras. En el mejor de los casos, el reformismo de izquierda pretende quedarse con el botín para luego, con su ayuda, construir las herramientas políticas que lleven adelante un proceso revolucionario que se extienda a toda la sociedad; demostrando una clara incomprensión de la relación dialéctica entre la transformación de las estructuras sociales y de la Universidad como uno de los órganos del Estado.
Nuestro país atraviesa, junto a gran parte de Latinoamérica, un proceso de transformaciones profundas, encabezadas por gobiernos que abogan por la recuperación de la capacidad de intervención del Estado y la reconstrucción de los lazos sociales rotos por años de dictaduras y de políticas neoliberales sostenidas en democracia. Hoy tenemos un Proyecto Nacional que avanza sobre las jubilaciones privadas permitiendo a todos los trabajadores argentinos volver al sistema de reparto, que ha creado el Banco del Sur conjuntamente con Venezuela, para enfrentar a los agobiantes FMI y Banco Mundial. Desarmó la corte suprema menemista, logró pasar del 31% de desocupación en el 2001 al 9,8% en el 2007, aumentó el porcentaje del PBI destinado a la educación del 2,5% al 6% ubicando a la Argentina sólo una posición por debajo de Francia, y derogó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Hoy tenemos un Proyecto Nacional que viene re-estatizando empresas que estaban en manos de multinacionales o grupos concentrados, como Aguas Argentinas o el Correo Argentino, y muchas otras que pasaron a los estados provinciales. Que hoy el conflicto social esté centrado en la recuperación del salario y no en la inclusión de los excluidos, es también producto del avance de este proyecto. Pero lo más importante: este proceso de recomposición brinda las herramientas para la reconstrucción del movimiento nacional, expresión organizada del pueblo y única garantía de que se lleven adelante las transformaciones estructurales necesarias para dejar atrás más de 30 años de políticas de entrega.
El Movimiento Universitario Evita nace de la confluencia de sectores que hemos decidido tomar partido en este proceso transformador, y dejar de ser espectadores, analistas, o declamadores del cambio social, para volvernos protagonistas de uno que se está gestando en la Argentina y en nuestra Patria Grande. Rompamos las paredes de la universidad, llegó la hora de dejar de hablar de cambio, para salir a formar parte de él.
Movimiento Universitario Evita
Universidad Nacional de Rosario
"Refundar la universidad, para reconstruir la Patria"
Lo que se juega al seno de la UNR es la disputa entre antiguos socios: el milletismo (UCR) y el socialismo, extensión de la disputa al seno del Frente Progresista Cívico y Social, que derivó en la fractura del mismo. Producto de esta ruptura el socialismo universitario se acaba de desayunar que el milletismo es “clientelístico”.
La izquierda, encabezada por el ALDE (Cepa), no es ajena a esta disputa, sino que participa activamente en la misma. De hecho, sostiene desde el año pasado, una alianza bajo cuerdas con el MNR (expresión estudiantil del socialismo), que le franqueó el acceso a la conducción de la FUR, antes de que lo hiciera el brazo estudiantil del milletismo (Franja Morada).
A tal grado llega el acuerdo, que para las elecciones estudiantiles de este año, el ALDE no hizo ninguna referencia al informe que a fines del 2006 publicara la Sigen, donde denunciaba irregularidades que incluyen malversación de fondos, en las gestiones de la UNR de los últimos años, gestiones conducidas por el socialismo (aún cuando el mismo había sido publicitado en los diarios, ver La Capital del sábado 17 de febrero de 2007).
El penúltimo capitulo de este acuerdo fue la elección de decano de Medicina, donde el ALDE se montó en la movilización estudiantil de repudio a la gestión saliente, para acordar con el vicedecano de esa misma gestión y con los consejeros del socialismo. ¿El último capítulo será el apoyo a la candidatura de Silberstein para rector?
Como el año pasado en la UBA, se da una disputa por la caja por parte de expresiones políticas que, por la composición de clase de la comunidad universitaria, sólo pueden ser hegemónicas al seno de la misma, mientras resultan marginales en el resto de los sectores sociales o, en algunos casos, directamente fueron repudiados por el pueblo argentino movilizado (acordarse del helicóptero que se llevó los últimos vestigios de la Alianza).
Esta disputa se produce entre fuerzas reformistas de derecha y de izquierda, que no discuten la concepción liberal de autonomía sobre la que se asienta el modelo de saqueo que rige al interior de muchas de nuestras universidades: “autonomía” como coartada para garantizar el no contralor de los negociados que se dan en su seno; “autonomía” como argumento para no comprometerse en el destino de la nación y de las mayorías populares que sostienen la educación superior con su esfuerzo.
Si la Franja Morada, el MNR y las expresiones del menemismo universitario, se valieron en los '90 de esta concepción de autonomía, no para resistir las políticas neoliberales, si no para aplicarlas a su antojo y provecho; otro tanto podemos decir de una izquierda que cuando le toca gestionar alguna de las herramientas del movimiento estudiantil, y sus cajas (fotocopiadoras, bares, etc.) se oponen a la intervención del Estado, cuando este intenta, por ejemplo, hacer valer el derecho de sus empleados a trabajar en blanco, y a recibir aportes jubilatorios (en la Facultad de Ingeniería de la UBA, a la CEPA-ALDE y al PO se les sacó la explotación de fotocopias y bares por acumular una veintena de juicios de obras sociales sindicales, el Anses y la Afip).
¿Qué proponemos?
Promover la reforma de los estatutos de la UNR, paralelamente a la discusión de una nueva ley de Educación Superior, donde se garantice no sólo la gratuidad de la enseñanza, el aumento de la representación estudiantil en los órganos de cogobierno y el ingreso irrestricto en términos formales, si no, asimismo, donde se redefina la concepción de autonomía, que debe ser garante de la independencia frente a los grupos concentrados, pero nunca de la desafección de las necesidades de la sociedad y del desarrollo nacional. En ese sentido, debe sostener la responsabilidad social de la comunidad universitaria en la disputa por imponer políticas públicas que se traduzcan en mayores grados de bienestar para las mayorías populares y en un desarrollo nacional sin sujeciones ni condicionamientos externos; única forma de garantizar un ingreso irrestricto real para la inmensa mayoría de los argentinos. Ese es el sentido último de la democratización que necesita nuestra Universidad pública, no un mero cambio en el equilibrio entre camarillas que usan reivindicaciones aperturistas cuando están en el llano, para olvidarlas apenas llegan a ocupar lugares de poder.
Promover la reforma de los programas de grado y posgrado, desde esta misma perspectiva, y con la participación concurrente de organismos del Estado, sectores sociales organizados y la comunidad universitaria en pleno. En este sentido, entre otras propuestas, sostenemos la necesidad de la incorporación de un Servicio Social obligatorio para todas las carreras de grado.
Construir un movimiento estudiantil que rompa con la lógica del reformismo universitario en todas sus versiones, que reduce su disputa a los estrechos márgenes de lo establecido, a la espera de quedarse con el control “autónomo” de una fuente importante de ingresos para sostener sus estructuras. En el mejor de los casos, el reformismo de izquierda pretende quedarse con el botín para luego, con su ayuda, construir las herramientas políticas que lleven adelante un proceso revolucionario que se extienda a toda la sociedad; demostrando una clara incomprensión de la relación dialéctica entre la transformación de las estructuras sociales y de la Universidad como uno de los órganos del Estado.
Nuestro país atraviesa, junto a gran parte de Latinoamérica, un proceso de transformaciones profundas, encabezadas por gobiernos que abogan por la recuperación de la capacidad de intervención del Estado y la reconstrucción de los lazos sociales rotos por años de dictaduras y de políticas neoliberales sostenidas en democracia. Hoy tenemos un Proyecto Nacional que avanza sobre las jubilaciones privadas permitiendo a todos los trabajadores argentinos volver al sistema de reparto, que ha creado el Banco del Sur conjuntamente con Venezuela, para enfrentar a los agobiantes FMI y Banco Mundial. Desarmó la corte suprema menemista, logró pasar del 31% de desocupación en el 2001 al 9,8% en el 2007, aumentó el porcentaje del PBI destinado a la educación del 2,5% al 6% ubicando a la Argentina sólo una posición por debajo de Francia, y derogó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Hoy tenemos un Proyecto Nacional que viene re-estatizando empresas que estaban en manos de multinacionales o grupos concentrados, como Aguas Argentinas o el Correo Argentino, y muchas otras que pasaron a los estados provinciales. Que hoy el conflicto social esté centrado en la recuperación del salario y no en la inclusión de los excluidos, es también producto del avance de este proyecto. Pero lo más importante: este proceso de recomposición brinda las herramientas para la reconstrucción del movimiento nacional, expresión organizada del pueblo y única garantía de que se lleven adelante las transformaciones estructurales necesarias para dejar atrás más de 30 años de políticas de entrega.
El Movimiento Universitario Evita nace de la confluencia de sectores que hemos decidido tomar partido en este proceso transformador, y dejar de ser espectadores, analistas, o declamadores del cambio social, para volvernos protagonistas de uno que se está gestando en la Argentina y en nuestra Patria Grande. Rompamos las paredes de la universidad, llegó la hora de dejar de hablar de cambio, para salir a formar parte de él.
Movimiento Universitario Evita
Universidad Nacional de Rosario
"Refundar la universidad, para reconstruir la Patria"
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